Realizar una gestión eficiente de tu finca es clave para mejorar tu productividad. Ello requiere distinguir entre las inversiones que realmente mejoran la productividad y aquellas que solo generan un impacto superficial.
Como ejemplo, vemos en el vídeo de abajo un olivar de secano con variedad Hojiblanca, cerca de Puente Genil, en él, observamos que no todos los gastos aportan valor a la finca. Mientras algunas prácticas, como una nutrición equilibrada o el manejo adecuado de la cubierta vegetal, fortalecen al árbol frente al estrés y mejoran su capacidad productiva, otras intervenciones más vistosas, como el encalado excesivo de troncos, apenas influyen en el rendimiento real del olivar.
En esta parcela, los olivos mostraban escasa brotación y ausencia de fruto, síntomas de una gestión desequilibrada. A pesar de los tratamientos fitosanitarios y labores periódicas, la competencia con la hierba y un claro déficit nutricional estaban limitando el vigor de los olivos. En condiciones de secano, donde el agua es un recurso crítico, la falta de control de la cubierta vegetal y una fertilización insuficiente provocan que el olivo no tenga fuerza para desarrollar brotes ni sostener la cosecha.
Por tanto, la clave está en priorizar los gastos verdaderamente productivos: un plan nutricional adaptado, un manejo eficiente del suelo y una poda de renovación. Invertir en estos aspectos asegura árboles vigorosos, con copas activas y capaces de autorregularse frente al calor o el estrés hídrico. En definitiva, antes de pensar en gastar en dinero en medidas más superficiales, conviene fortalecer los fundamentos del cultivo: solo así el olivar podrá recuperar su productividad y estabilidad a largo plazo.
Te lo explico todo en este vídeo.

