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¿Te has fijado alguna vez cómo los cultivos que hay en cada zona van cambiando según cambia el tipo de suelo? ¿Te has fijado que aunque le hagas a dos parcelas lo mismo nunca están igual las dos?
Una de las cosas que me comencé a fijar cuando me sumergí en el mundo de los suelos era cómo cada zona se había destinado a un cultivo distinto por dos variables: el clima y el tipo de suelo que tenían.
Fue principalmente cuando entendí como los suelos intervienen en la productividad de cada cultivo cuando entendí el por qué haciéndole lo mismo a todas las parcelas que se tenga siempre hay parcelas que están mejor que otras.
En este artículo vamos a ver las características agrícolas de cada tipo de suelo que te puedes encontrar de forma común.
Existen diferentes sistemas de clasificación de los suelos según diversas variables. Sin embargo, en este artículo nos vamos a centrar en los tipos de suelos más comunes que se reconocen comúnmente por los agricultores y ganaderos con palabras coloquiales, de manera que puedas tener una idea inicial de qué tipos de suelos pueden existir y te sean fácilmente identificables.
En concreto, los tipos de suelos que puedes distinguir de forma común son:
A los suelos arcillosos coloquialmente se le puede definir como suelos fuertes, pesados o ardientes. ¿Por qué se les llama así?
Se les llama suelos fuertes o ardientes porque tienen una capacidad de retener el agua fuertemente. Esta es una buena característica cuando los años son de lluvia media o alta. Sin embargo, cuando los años son secos el suelo retiene el agua con fuerza y no permite que la planta lo tome. Este es el motivo de denominarse como suelos fuertes o ardientes.
También se les llama suelos pesados porque son suelos que cuando están húmedos son muy pesados para el laboreo, principalmente por esa alta capacidad de retener agua que tienen.
Este tipo de suelos son suelos que tienden a la compactación si no tienen una buena estructura a través de un buen manejo de ese suelo. Estos suelos se suelen labrar porque se agrietan en época de sequía. Sin embargo, la mejor forma de manejarlos sería mediante el fomento de una buena estructura a través de materiales orgánicos.
Suelen ser suelos fértiles donde la capacidad de retención de nutrientes es alta, por lo que responden bien a la nutrición externa y evitan que se laven fácilmente los nutrientes aportados.
El origen de este tipo de suelo es la meteorización de la roca caliza que genera suelos con alta presencia de caliza, dándole el color blanco característico.
Tiene prácticamente las mismas características que los suelos arcillosos, sin embargo, tienen el problema de presentar un pH elevado, lo que se traduce en bloqueo en el suelo de algunos macro y microelementos esenciales para la nutrición de las plantas.
A los suelos limosos también se les denomina como suelos de albero. Son suelos amarillos anaranjados que tienen el problema de presentar una alta capacidad para la compactación, lo que se traduce en baja capacidad de infiltración de agua y mala aireación para el sistema radicular de las plantas.
Los suelos limosos también presentan el problema de una media – baja fertilidad, lo que se traduce todo ello en suelos de difícil manejo.
A los suelos arenosos también se les llaman suelos flojos, sueltos o secantes. ¿Por qué?
Se les llama suelos flojos o sueltos porque cuando tienen una cierta humedad se labran con facilidad.
También se les llama suelos secantes porque tienen una alta capacidad de drenaje, lo que hace que el suelo se seque muy rápido.
Al tener esa alta capacidad de infiltración son suelos porosos con buena aireación, lo que permite una rápida mineralización de la materia orgánica.
A diferencia de los suelos arcillosos, los suelos arenosos sufren menor erosión, principalmente porque el agua entra con mayor facilidad en el suelo.
Los suelos arenosos son suelos de menor fertilidad que los suelos arcillosos por disponer de menor número de partículas que son químicamente activas.
Son suelos de textura media que tienen una buena capacidad de retención de agua pero también de liberación de esa agua para la planta. Por eso, se le llama suelos frescos a este tipo de suelos.
Al ser un suelo entre arcilloso y arenoso, tiene una fertilidad media, una capacidad media de erosión y una capacidad de mineralización de la materia orgánica media.
Es un suelo muy interesante para el cultivo de especies perennes como el olivo, almendro o la vid.
Además de todo lo anterior, son los suelos más fáciles de manejar por parte del agricultor.
Son suelos donde la presencia de sales es muy alta, independientemente del tipo de textura que tenga el suelo. Cuando se suma un suelo arcilloso con un suelo salino la capacidad productiva del suelo disminuye mucho.
El principal problema que tiene este tipo de suelos es que dificulta mucho la absorción de agua por la planta, lo que se traduce en que sólo se pueden dar en estos suelos plantas adaptadas.
La principal adaptación que tienen estas plantas es que necesitan invertir energía en coger el agua del suelo, lo que deriva en pérdidas de energía para la producción agrícola o ganadera.
Hasta aquí puedes algunos de los muchos tipos de suelos que te puedes encontrar. Como puedes ver el mundo de los suelos es algo complejo y profundo.
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