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¿Te has preguntado alguna vez por qué el suelo de tu finca es cómo es? ¿Qué importancia tiene el proceso de formación del suelo en su composición y funcionamiento?
Las características del suelo de una finca están directamente relacionadas con la formación del suelo a partir de la roca madre de la cual procede. Por eso, en este artículo vamos a analizar cómo se forma el suelo y cómo influyen las rocas en su composición final.
Antes de entrar a ver cómo se forma el suelo, es importante conocer que ese suelo antes de ser suelo fue roca.
Por tanto, como es lógico, las características del suelo están directamente relacionadas con la roca de origen de la cual procede.
El proceso de formación del suelo se denomina edafogénesis y se produce a través de procesos químicos, físicos y biológicos.
En concreto, la formación del suelo se produce a través de la degradación de la roca de origen a partir de procesos de meteorización de la misma. Por eso, la roca madre tiene una importancia sustancial en la composición final del suelo y su posible utilidad.
Según el origen y su proceso de formación, se pueden clasificar en los siguientes tipos de rocas:
Dependiendo de la roca de origen, la composición y funcionamiento del suelo es diferente:
Rocas Ígneas:
Dentro de este tipo de rocas tenemos el granito (roca plutónica) o el basalto (roca volcánica).
Este tipo de rocas son duras y resistentes a la meteorización. Por lo tanto, salvo en suelos muy maduros suelen dar suelos de textura gruesa (arenosos).
Por ejemplo, los suelos sobre granito suelen ser arenosos, de pH ácido, con baja capacidad de almacenamiento de agua y nutrientes. Suelen ser usados para la actividad ganadera, forestal o para el cultivo de plantas de raíz o tubérculos al ser un suelo suelto.
Rocas Sedimentarias:
Dentro de este grupo de rocas podemos encontrar, por ejemplo, la roca caliza. Este tipo de rocas tiene la caracteriza de producir, de forma común, suelos arcillosos, profundos, con una alta fertilidad, pH alcalino y problemas de bloqueo de elementos como el fósforo y microelementos.
Suelen ser muy productivos para cultivos herbáceas y para leñosos (cuando no se producen problemas de asfixia radicular).
Rocas Metamórficas:
Son rocas muy duras que tienen mucha resistencia a su meteorización. La pizarra es un material dentro de este tipo de rocas. Los suelos sobre pizarra suelen ser de granulometría gruesa (arenosos), de pH ácido, con escasa profundidad y escasa productividad agrícola. Por ese motivo, las fincas sobre este tipo suelos se destinan a la actividad ganadera o forestal, aunque también se pueden encontrar cultivos agrícolas (de productividad limitada) sobre ellos.
Como puedes ver, el campo es un negocio muy complejo que depende de muchas variables, entre las que se encuentra el tipo de suelo que, a su vez, depende de forma directa de la roca madre a partir de la cual se ha formado.
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