Con el mes de julio, llega el momento de hacer la analítica foliar del olivo para saber en qué niveles nutricionales estamos, si hemos hecho bien las cosas o si tenemos que mejorar algo. Ello nos servirá para plantear la estrategia de abonado para el próximo año.
Hay determinadas cuestiones que son muy importantes a la hora de tomar la muestra de hoja. Si no se toma bien, los resultados que nos van a dar no van a ser precisos y en lugar de ayudarnos, nos pueden despistar mucho.
La muestra de hoja se toma aproximadamente sobre 1.50 m desde la altura del suelo.
La hoja que hay que tomar es la hoja de la mitad del tallo actual. La mitad del tallo se identifica tomando como referencia dónde está la aceituna, puesto que ésta está colgada en el tallo del año pasado. De cada olivo, aproximadamente, tomamos de dos a cuatro hojas. Por lo tanto, necesitamos de 40 a 80 olivos para tomar una muestra de hoja. Debe tener al menos 150 hojas en total.
La hoja se toma con el peciolo, es decir, hay que tomarla con el rabito de la hoja.
Las hojas no se toman ni amarillas, ni rotas, ni marrones, ni con repilo. Tienen que ser hojas perfectamente sanas y desarrolladas.
Hay que tomarla de los cuatro puntos cardinales: norte, sur, este y oeste.
Voy cogiendo tallos con aceituna y tallos sin aceituna, para que lleve un poquito de todo. Hago un muestreo aleatorio de lo que me voy encontrando en la parcela, no hago un preanálisis de qué olivo voy a coger, sino que voy andando por la parcela y voy cogiendo. Cuantos más olivos muestreemos, mayor será la fiabilidad de la media que nosotros vamos a sacar.
Las hojas se meten en sobres de papel perfectamente identificadas y se llevan al laboratorio lo antes posible.
Una vez que tenemos los análisis, lo que tenemos que hacer es correlacionarlos con una vista de campo. Esa visión de conjunto es lo que nos va a decir cómo está el olivar.
Te muestro cómo lo hago yo en este vídeo.